sábado, 21 de octubre de 2017

PURCELL: LAMENTO DE DIDO

Este compositor, que vivió sólo 37 años, en la segunda mitad del siglo XVII, es considerado por sus compatriotas y no sólo por ellos, el más importante músico inglés de todos los tiempos, (En mi opinión, fue el último grande en esa tierra hasta la aparición de los Beatles.) Durante los siguientes más de dos siglos después de su prematura muerte, Inglaterra fue, más que un productor de compositores, un importante consumidor de música.

Este “lamento” forma parte de la ópera “Dido y Eneas”, con libreto basado en “La Eneida” de Virgilio. Es un género surgido en el barroco, período en el que irrumpió con fuerza la necesidad de expresar musicalmente los distintos sentimientos. Muchos están relacionados con el amor, pero también los hay vinculados con la política, la religión, etc. Incluso, pueden ser irónicos o jocosos. Su temática es muy variada.

Dido, reina de Cartago, ha sido abandonada por el príncipe Eneas, su amante troyano,  a quien los dioses han recordado que debe cumplir con su destino, fundar Roma. Desesperada, Dido informa a su fiel Belinda que está muriendo.

La traducción del texto podría ser la siguiente:

Recitativo:

     Tu mano, Belinda, la oscuridad me envuelve,

     En tu seno déjame descansar.

     Más quisiera, pero la muerte me invade,

     La muerte, ahora bienvenida visita.


Aria

     Cuando yazga, yazga en la tierra, que mis errores

     No causen problemas, problemas en tu pecho.

     Recuérdame, recuérdame, pero, ¡ah!, olvida mi destino.

     Recuérdame, pero, ¡ah!, olvida mi destino.





Tanto el recitativo como el aria, de los que consta este “lamento”, surgieron con la ópera, ese frustrado intento italiano de reconstruir el drama clásico. Intento que, si bien fracasó en ese objetivo, tuvo un fulgurante éxito como género de teatro musical, primero en Europa, y después no sólo en occidente, sino en buena parte del mundo.

Este recitativo es lo que los italianos llaman “recitativo secco”, la voz acompañada únicamente por el bajo continuo. Esa es una diferencia con el aria que le sigue (que en el original incorpora dos violines y viola), aunque difieren asimismo en la métrica y en el ostinato del aria (bajo de chacona). Se podría tal vez señalar, también, lo que ocurre con la tonalidad.  El recitativo se desarrolla sobre todo en el área de la subdominante y desemboca finalmente en el sol menor del aria que, pese al bajo cromático que a veces quiere tender a alejarlo de la tonalidad principal, se mantiene férreamente en ella por la cadencia auténtica con que termina cada frase y, por supuesto, por el ámbito del descenso cromático de ese bajo de chacona. Recitativo y aria constituyen en este caso una unidad, pero contrastan, como se dijo, en varios aspectos.

La situación es trágica.  Y la música lo trasmite de distintas maneras. La melodía (en el recitativo) es una escala descendente (una 8ª) en su estructura, una escala con muchos momentos cromáticos; son numerosas las  expresivas disonancias en el acompañamiento; buena parte del recitativo ocurre en el área de subdominante e, igual que el aria, está en modo menor, y su discurso se ve interrumpido por frecuentes silencios. Todo ello contribuye al ambiente fúnebre de la escena.

El aria comienza con el bajo de chacona solo, sin la voz. En el final del “lamento” ocurre algo similar (ampliado) de modo que el aria    queda enmarcada por segmentos instrumentales muy dramáticos.

Si bien todo el “lamento” mantiene su ambiente trágico hay una clara diferencia entre las melodías de las dos frases, diferencia que está de acuerdo con el sentido de la letra. Y son dos frases que se repiten, con el mismo texto.

La primera, que se refiere sobre todo a la muerte de Dido, se inicia con un lento y trabajoso ascenso, al que sigue, en el segundo “yazga”, un más rápido descenso. El resto de la frase, aunque comienza en un registro más agudo, es también descendente(salvo el final de cada pequeño segmento, que modifica la dirección melódica en un exitoso intento de dotar de gracia a la melodía). El hecho del descenso contribuye, sin duda, a crear el peculiar ambiente.

Pero más importantes son los intervalos: el ámbito del primer segmento es un tritono; desde el fa# con que termina ´éste hasta el sonido más agudo del siguiente se forma una 7ª dism., el tercer segmento comienza también con un tritono y ese es el intervalo de su ámbito; las notas extremas de este segmento melódico forman otra 7ª dism. Estos intervalos tensos trasmiten esa cualidad a la música y concuerdan, claro, con el significado del texto.

La segunda frase es diferente. Desaparece en la letra cualquier alusión a la muerte. Dido le pide a Belinda que la recuerde, pero que olvide su final. En la melodía, la dirección descendente es sustituida por la horizontalidad (salvo en el segmento final en que regresa a la dirección descendente) y no encontramos tampoco los intervalos tensos de la  frase anterior. El bajo cromático de chacona es el principal encargado de mantener el ambiente inicial.

Finalizado el texto, tal como se dijo, se escucha dos veces el bajo, pero ahora no solo, sino con la cuerda que, con una melodía cromática también descendente, remata el ambiente luctuoso del “lamento”.

Purcell fue muy reconocido en vida. Sobre su muerte planea una versión que algunos tildan de  leyenda y otros, en cambio, consideran apegada a la realidad. Según parece, una fría noche del otoño londinense, regresó borracho a su casa y su esposa se negó a abrirle la puerta. Como consecuencia, enfermó y murió.

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